miércoles, 7 de marzo de 2012

Biografía de Ramón J. Sender (I)


Ramón J. Sender Garcés nació en Chalamera de Cinca (Huesca) el 3 de febrero de 1901. Su padre era secretario del ayuntamiento, y su madre, maestra de esta aldea. Un año después regresan a Alcolea de Cinca, pueblo del que procedían sus padres. En 1910 se trasladaron a Tauste (Zaragoza).

A los diez años (1911) comenzó el Bachillerato como alumno libre. Mosén Joaquín, capellán del convento de Santa Clara de Tauste dirigía sus estudios, teniendo luego que examinarse en el Instituto de Segunda Enseñanza de Zaragoza.

Marchó después a Reus, en donde continuó estos estudios en el colegio de los frailes de San Pedro Apóstol. Más tarde la familia se estableció en Zaragoza. Aquí estudió los cursos de 5º y 6º de Bachiller. Durante el año que cursaba 6º de Bachillerato hubo grandes desórdenes estudiantiles y le hicieron a él responsable, suspendiéndole todas las asignaturas, por lo que tuvo que ir a terminar el Bachiller a Alcañiz (Teruel), en donde trabajó como empleado de farmacia, porque se había peleado con su padre. Posteriormente la familia se traslada a Caspe (Zaragoza).

A los 17 años (1918), ya terminado el Bachiller, Ramón J. Sender se escapó de casa y se fue a Madrid. Solo y sin dinero pasó los mayores apuros de su vida hasta el punto de verse obligado a dormir en un banco del Parque del Retiro durante tres meses. Se lavaba en una fuente del parque y en las duchas del Ateneo, a donde iba diariamente a leer y escribir. Su carrera literaria comenzó en el Madrid de aquella difícil época, y antes de cumplir los 18 años. Escribió artículos y cuentos que logró publicar en varios periódicos (El Imparcial, El País, España Nueva, La Tribuna) en donde apareció su primer trabajo: un cuento titulado Las brujas del compromiso, firmado con seudónimo. Sin embargo, el dinero que ganaba apenas le alcanzaba para comer. Así que para dormir bajo techo tuvo que trabajar de dependiente en una farmacia, como antes lo había hecho en Alcañiz y Zaragoza

En la Universidad de Madrid se matriculó en la facultad de Filosofía y Letras: el ambiente académico le decepcionó pronto y decidió formarse por su cuenta leyendo vorazmente en las Bibliotecas y comprando libros cuando podía. Pero lo que a Ramón J. Sender le atraía verdaderamente era su vocación de escritor y las actividades revolucionarias con grupos de obreros anarquistas. Su padre, D. José Sender, fue a Madrid y obligó a su hijo a volver a casa, dado que este era menor de edad. Entonces, en Huesca, dedicó todas sus energías a la publicación de un periódico, La Tierra, diario que formaba parte de la Asociación de Labradores y Ganaderos del Alto Aragón. Como por su edad, 18 años, no podía ser oficialmente director, en este puesto figuraba el nombre de un abogado amigo suyo, aunque era el joven Ramón J. quien lo dirigía.

Al cumplir los 21 años (1922) tuvo que ingresar en el ejército. Intervino —como soldado, cabo, sargento, suboficial y alférez de complemento— en la Guerra de Marruecos durante los años 1922-24. Al regresar de Marruecos, ya libre del servicio militar, ingresó en la redacción de El Sol, el periódico quizá más prestigioso de España en aquellos tiempos. Escribía toda clase de artículos y corregía manuscritos y pruebas. En estas actividades periodísticas, de gran valor para su formación de escritor, trabajó desde 1924 a 1930. Por estas fechas, era un periodista altamente cotizado y sus novelas —especialmente Imán, basada en la guerra de Marruecos y que se tradujo a varias lenguas— se publicaban en grandes ediciones. Siguió colaborando con otros periódicos, tales como Solidaridad Obrera (de la CNT) y La Libertad. En 1927 estuvo en la cárcel Modelo de Madrid como consecuencia de sus actividades revolucionarias contra el régimen del General Primo de Rivera.

A fines de 1933 y principios de 1934 estuvo algunos meses en Rusia. En 1934 se casa con Amparo Barayón con quien tuvo dos hijos (Ramón y Andrea). En este periodo y hasta el estallido de la Guerra Civil Española (1936) se mostraba decepcionado por la falta de sentido de organización de los anarquistas y se aproximó, atraído primero y decepcionado después, a los comunistas, aunque nunca perteneció al partido. En 1935 obtiene el Premio Nacional de Literatura por su novela Mr. Witt en el cantón.

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